Hace unas semanas hablé aquí de los diferentes tipos de procrastinador. Quiero revisar y expandir en la idea de aquéllos que son aquejados por el “Síndrome del estudiante”. Sabemos que dejan sus tareas hasta el último momento posible, y luego corren a hacerlas, los cuerpos llenos de adrenalina y cortisol, desde el interior, y con cafeína, taurina y tal vez hasta otras sustancias más intensas. En un futuro me voy a referir a este tipo de procrastinador como “El Corredor”, porque siempre anda corriendo para hacer su trabajo, a veces sin importar las consecuencias.
El Corredor se va a los extremos para hacer las cosas en el último momento, justo cuando la presión, emoción y ansiedad rebasan la felicidad y tranquilidad al hacer otras cosas. Este sería el final de la conversación si no fuera porque, más seguido que no, esta aceleración acarrea consecuencias no deseadas. Al correr a la línea de meta El Corredor querrá cortar camino, tal vez no con la tarea que está realizando si tiene estándares altos, pero en otros aspectos de su vida personal o profesional. El Corredor, en su procrastinación se vuelve amante del riesgo, y no toma en cuenta que Murphy puede atacar en cualquier momento y poner nuestros planes de cabeza. Es entonces cuando una falla del Internet, un cartucho de impresión vacío, una entrega tardía se convierten todos en crisis mortal que deben ser solucionados a como dé lugar. De pronto el procrastinador está pidiendo favores a diestra y siniestra lo que puede hacer que sus relaciones sufran y puede terminar con una deuda moral mucho más alta de lo que el favor merecería en otras circunstancias menos apresuradas. Nuestro Corredor puede, por ejemplo, desatender sus compromisos con otras personas o proyectos, perjudicando esas relaciones sin quererlo. Todo esto sin que la tarea a la mano se vea afectada en lo más mínimo. El simple hecho de tener que poner todo de lado porque todo el tiempo, cada pizca de energía, toda la atención tienen que ser concentrados en la tarea y así causar problemas con otras tareas. Un compromiso previamente establecido, aún previamente al compromiso de la tarea que tiene el foco ahora, ese compromiso puede verse cancelado al momento que su prioridad mientras que la de la tarea aumenta. Ese compromiso es ahora una víctima de la procrastinación del Corredor. El Corredor no está lastimándose solamente a sí mismo, sino que también está lastimando a otros que ahora sufren de la “procrastinación de segunda mano”. Así como el humo de segunda mano es dañino también lo es la procrastinación de segunda mano. El Corredor les cuesta, les cuesta su tiempo, les cuestan sus afectos, hasta puede tener un costo monetario en tarifas de entrega tardía, entrega expedita, boletos no reembolsables, etc. En su vida profesional El Corredor puede estar afectando a sus compañeros y subordinados, si los tiene, haciéndoles perder importantes compromisos personales al tener que apresurarse para terminar una tarea que estuvo esperando 2 semanas sobre su escritorio pero que ahora debe entregarse a primera hora de la mañana del día siguiente. Esta es una de las múltiples razones para reducir nuestra procrastinación es importante. No da más claridad, más opciones, aumenta las probabilidades de éxito y puede hasta salvar una relación o quizás dos.
¿Los he convencido de resolver sus problemas de procrastinación? Si es así, y aún si no lo es, me gustaría leer comentarios aquí abajo. Mientras tanto tengan una excelente semana, y recuerden que el domingo es San Valentín, así que mejor estén preparados para que no tengan que cancelarlo por una emergencia laboral, no tener reservaciones, o por cualquier otra cosa que estén dejando de hacer.