Desde el último trimestre de 2015 he cambiado mis hábitos para cambiar positivamente mi vida. Todo esto para empezar a aplicar la “Equivalencia de la Productividad” o EP
EP = Sueño + Dieta + Ejercicio + Meditar/Rezar/Silencio – Estrés – Disctracciones.
- Esta sencilla equivalencia nos dice dónde hay que poner y dónde hay que quitar para ser más productivos. Más altos niveles de productividad dan mejores resultados, ya sea que tu meta sea estar más saludable, pasar más tiempo con la familia, tener más dinero. Lo que esto implica es sencillo. No puedes tener mejores resultados al quitar en dónde debes poner y poner dónde debes quitar. Tampoco puedes quitar uno de los componentes del todo, ya sean los buenos o los malos. Los buenos tienen niveles mínimos que debes intentar alcanzar y los malos, sin importar que tanto intentes eliminarlos, se las ingenian para crecer en cuanto los pierdes de vista. No puedes, por ejemplo, dejar de dormir y usar ese tiempo para ejercitarte, eso no funcionaría, el resultado sería un EP menor. Recuerda, esto es solamente una equivalencia, no es una ecuación completa para la Productividad, puedes pensar que le faltan cosas que para tí son importantes. Si así lo crees agrégalas, y evalúa tú mismo qué es mejor. La uso como una guía para ver en dónde puedo encontrar la causa de una baja en mi productividad, para poder hacer un evaluación de qué cambió en esta equivalencia y arreglarlo.
Tomemos un momento entonces para ver los componentes de uno en uno.- Sueño. Puedes decirme “No puedo soñar en dormir más, sí es chiste, eso reduciría mi productividad, necesito trabajar, cuidar a los niños, la casa, todo eso, no me puedo dar el lujo de dormir” Una objeción muy común a estas sugerencias del sueño. Entiendo, la vida es dura, hay que trabajar mucho y necesita mucho tiempo, no hay manera para dormir más. Pero viene la parte triste. La privación del sueño acarrea problemas psicológicos y a la salud, y lo peor es que una pequeña desviación de nuestra cantidad ideal de sueño por un tiempo prolongado puede tener consecuencias de largo plazo. Dicho lo anterior, pasar una noche en vela trabajando no te va a matar, pero hay que intentar que no suceda seguido.
- Dieta. Este es obvio, necesitamos comer saludablemente, no necesito decírtelo, otra vez. Ahora bien, tal vez no conocías esta hipótesis que dice que la fuerza de voluntad tiene un depósito, como un tanque de gasolina, podemos usarla una y otra y otra vez pero de pronto se vaciará y entonces caeremos a las tentaciones mucho más fácilmente. ¿Qué quiere decir esto? Que necesitamos ser cuidadosos en cómo usamos nuestra fuerza de voluntad. Si necesitamos abstenernos de tomar una dona de la charola de los bocadillos en lugar de una fruta o algo más saludable en una conferencia entonces habremos usado algo de nuestra fuerza de voluntad, si tenemos que decidir entre usar las escaleras en lugar de tomar el elevador, de vuelta, fuerza de voluntad. ¿Qué hacer entonces? Debemos guardar nuestra fuerza de voluntad para decisiones que importen de verdad. Podemos eliminar esta toma de decisiones mundanas de dos formas. Siempre tomar una decisión de forma anticipada, hablamos antes de los detonadores, bueno, aquí hay un ejemplo de uno de ellos. “Si tengo que subir, siempre voy a tomar las escaleras y no el elevador como primera opción.” “Si voy a tomar un bocadillo nunca serán pasteles o galletas”. Podemos ayudarnos más tomando medidas físicas, quitando las tentaciones y alejándonos lo más que podamos de esas deliciosas galletas.
Bueno, como ya los tengo acostumbrados a cierta longitud en mis textos aquí vamos a parar por hoy, pero mañana sigo, mira qué cosas, dos días seguidos de publicación. Mientras tanto me encantaría leer sus opiniones en los comentarios de aquí abajo, aunque solamente para saludar.