No voy a hablar de San Valentín.
Estoy haciendo esto aunque no se me antoja mucho hoy. Ya saben como se siente eso. A veces tu cabeza quiere estar en otro lugar. Parece que no encuentras la pasión que tenías a penas ayer de conseguir algo. Te regresan las dudas “¿vale esto la pena?” “¿valgo yo la pena?” “¿soy exitoso o solamente es suerte?”. Es un verdadero sube y baja emocional ¿o me equivoco? Esto nos pasa a todos, y si no te pasa a ti puedes ser un psicópata, pero eso es otra historia. Muy bien, todos tenemos estos sentimientos ¿pero qué son estos sentimientos? Qué bueno que preguntas. Estos sentimientos, aún cuando no son iguales, pertenecen al mismo espacio. Se ve que no son iguales porque el pensar “¿valgo yo la pena?” lo tiene alguien que aún no ha logrado y está trabajando para hacerlo y el pensamiento “¿soy exitoso o solamente es suerte?”, que técnicamente se llama “síndrome del impostor”, le sucede a alguien que ya alcanzó el éxito y sin embargo cree que es un fraude. Todo esto viene de una fuerza llamada Resistencia.
“Resistencia: el pretender impedir algo por medio de la acción o la palabra” La Resistencia es una fuerza de la naturaleza, la naturaleza humana. Siempre está ahí, cuando estamos despiertos y cuando dormimos, cuando estamos felices y cuando estamos tristes, cuando estamos productivos o cuando estamos estancados. La Resistencia siempre está ahí. Podremos pensar que la hemos vencido pero no es así. De la misma forma que un águila no vence la gravedad cuando surca por los cielos, ya que tendrá que vencerla una vez más cuando despierte de un sueño y tenga que volar de vuelta para cazar su siguiente comida. Y esto es algo bueno porque el luchar contra la Resistencia nos ayuda a crecer. Levantamos pesas en el gimnasio porque causan Resistencia a nuestros movimientos y con ello hacemos músculos. Memorizamos, y nos cuesta trabajo, porque queremos poder acceder la información más adelante, usarla, pero encontramos Resistencia en el proceso de memorización, de menos a mi me pasa.
La Resistencia es. La Resistencia siempre estará ahí. La Resistencia es implacable. Como dijo Steven Pressfield “La meta de la Resistencia no es lastimar y deshabilitar. La Resistencia busca matar.” La Resistencia parece buscar que las cosas permanezcan igual, pero en realidad sabemos que nada permanece constante. La Resistencia pretende que no nos movamos, que dominemos ese cambio y produzcamos algo. La Resistencia quiere que las cosas se pudran. Nosotros queremos ayudar a las cosas a vivir. Queremos crear. Queremos luchar contra la Resistencia en todas las oportunidades que podamos. Luchamos contra la Resistencia cada vez que decidimos escribir una palabra más, pintar una línea más, hablar con una persona más, revisar un reporte más. Luchamos contra la Resistencia con cada paso que damos en nuestro espacio creativo. Y eso es todo lo que es, con la Resistencia. Simplemente tenemos que saber que nunca jamás desaparecerá. Siempre estará ahí para detenernos. Y es bueno saberlo. Es bueno saberlo porque podemos contar con ella como podemos contar con la gravedad. Podemos usarla para hacernos avanzar. Podemos usarla para hacernos más fuertes. Podemos usarla para producir trabajo de mejor calidad cada día. Podemos usarla para ayudarnos a dejar de procrastinar. ¿Qué? ¿Pensaban que no podría hablar de procrastinación? La procrastiación estaba implícita todo este tiempo y solamente aquí al final pude asomar la cabeza.
Cuando estén por ahí, preocupándose por sus asuntos y que sienten Resistencia, espero que ya puedan reconocerla. Cuando lo hagan, lo primero que quiero que hagan antes de luchar contra ella es que la observen con curiosidad. Quiero que la reconozcan conscientemente y reconozcan el poder que tiene. Solamente entonces luchan contra ella. Encontrarán que esta forma es más clara. Tendrán más opciones y tendrán más éxito. Ahora, tú platícanos ¿cómo te ha tratado de atacar la Resistencia? Nos encantaría escuchar lo que tienes que decir con algún comentario aquí abajo.